Gran Shapps, secretario de Transportes del Gobierno de Boris Johnson, se ha mostrado “muy esperanzado” de que la nueva política de test empiece a aplicarse el día 1 de diciembre para las llegadas internacionales al Reino Unido. Se trataría de una única prueba que tendría lugar una semana después de la llegada de los viajeros al país, acortándose así la cuarentena necesaria a la mitad para quienes viajen desde países de “alto riesgo”.
La idea es que los viajeros procedentes de países que siguen siendo considerados de “alto riesgo” permanezcan aislados durante una semana a partir de su llegada, y que luego se hagan un único test gestionado por el sector privado y siendo costeado por el pasajero.
La industria no confía demasiado en el éxito de esta nueva política.