Josh Croft, portavoz de la principal asociación del sector receptivo del Reino Unido, lamenta que el Gobierno no elimine la cuarentena e implante, en su lugar, la obligatoriedad de un test a la llegada al país. Este test haría innecesaria la cuarentena de un mínimo de cinco días que, según Croft, “hace que el Reino Unido no arranque como destino para los viajeros internacionales”.
“Nadie vendrá a este país para unas vacaciones de siete días si tienen que estar cinco días de cuarentena en un hotel”, aseguran los receptivos
La asociación recibió con alivio que fueran exigidos test negativos para entrar en el país, una medida que el sector estuvo pidiendo todo el verano sin que fuera implantada por el Gobierno, que claramente optó por las cuarentenas.
Sin embargo, la obligatoriedad de presentar test negativo no exime ahora de la cuarentena a los pasajeros internacionales procedentes de países sin corredor aéreo. Los receptivos consideran que el aislamiento podría ser evitado con la exigencia de un segundo test a la llegada.
El sector receptivo británico denuncia que sigue siendo ignorado por el Gobierno de Boris Johnson, a pesar de que “es un sector que será vital para la recuperación económica del país”.